Los 11 días de agosto que anunciaron la caída del Real Madrid
Los blancos se desploman en mayo con los mismos pecados que en el inicio de curso, y agudizados por el roto en defensa


Al final, casi todas las respuestas del Madrid estaban en la primera página. La queja final de Carlo Ancelotti en las tripas de hormigón de Montjuïc —“tenemos que defender mejor”— fue calcada a la que pronunció el 18 de agosto en Mallorca: “Tenemos que defender mejor”. Los blancos han vivido toda la temporada encerrados en sus males del verano. Los 11 días que transcurrieron entre el primer tropiezo en Son Moix (1-1) y el segundo en Las Palmas (1-1) el 29 de agosto han terminado explicando gran parte de su caída. Aquellos dos traspiés marcaron el ánimo del técnico, que vio difícil remontar el pulso del equipo, y sus análisis resultaron la confesión de unos agujeros para los que el italiano no encontró arreglo.
“De este partido se puede aprender mucho porque ha sido bastante claro dónde podemos tener el problema”, advirtió Carletto en Mallorca. Entonces se refirió por primera vez a la falta de “equilibrio y actitud”. Dos jornadas después, en el Insular, itió los agujeros futbolísticos. “El juego es lento, no hay mucha movilidad. Nos está costando más de lo que podía pensar”, diseccionó el entrenador de Reggiolo. Defensa y creación, los dos socavones que han carcomido al Madrid desde antes de que las graves lesiones de Carvajal (5 de octubre) y Militão (9 de noviembre), más la ausencia de refuerzos, empeoraran todo aún más.
El último desplome exhibió la precariedad de los merengues. Este domingo, el Madrid solo dio en la primera parte 18 pases buenos en campo contrario, frente a los 144 del Barcelona. Un abismo pese a la diferencia en el modelo de juego entre ambos conjuntos. En la segunda, los blancos subieron hasta los 57 mientras los azulgranas se mantuvieron en una cifra similar (134). Una distancia que conecta con las enormes dificultades del equipo de Ancelotti para istrar el balón y que lo expone demasiado atrás. La incorporación de un centrocampista no parece figurar, de momento, entre las prioridades del club.
Más bajas
Sin apenas capacidad para unir pases ante la presión culé, el menguado escudo de protección voló por los aires. El Barcelona, en los 17 minutos entre el 0-2 y 3-2, marcó tres goles y forzó tres paradas de Courtois. El Madrid metió el 0-2 en el 15 y no volvió rematar hasta el 56. La zaga remendada se vio lastrada por un sistema defensivo muy frágil, como ya señaló el italiano en Mallorca cuando aún tenía a todos sanos, y por errores individuales severos. “No hay que olvidar que faltaban cinco defensas. No hay que olvidarlo”, insistió el domingo Carletto, que este miércoles contra el Mallorca tampoco tendrá a Tchouameni (tarjetas), Lucas Vázquez (lesionado en el músculo pectíneo izquierdo) y Vinicius (esguince en el tobillo izquierdo).
El equipo ha pasado de encajar en Liga 0,7 tantos por encuentro en la pasada campaña a 1,05. Una fuga que se ha unido, contra lo que podía imaginarse tras la adquisición de Kylian Mbappé, a una menor producción ofensiva. Ha pasado en el campeonato de 2,3 dianas a favor la temporada anterior a las 2,05. La falta evidente de sintonía entre Vinicius y Mbappé, cuya desconexión defensiva (de ambos) ha resultado parte principal del problema atrás, se presenta como una de las urgencias para Xabi Alonso.
“Uno más uno no siempre son dos”
Las visitas a Mallorca y Las Palmas dispararon la preocupación de Carlo Ancelotti desde agosto en un curso en el que la preparación física también ha sido motivo de tensión entre el cuerpo técnico y el preparador, Antonio Pintus, en el día a día de Valdebebas. Los clásicos han terminado rematando la floja trayectoria de un equipo que no ha podido enlazar en Liga más de cuatro victorias seguidas y que, ante los grandes rivales, solo ha salido airoso frente al conservadurismo de Simeone y la blandura del City.
Ancelotti, pese al diagnóstico y aviso público desde el segundo partido oficial, no se salió del carril e insistió en el mismo molde y nombres a la espera de un giro que, cuando asomó (cruce ante el City), se acabó pronto. En diciembre, en un raro momento de paz, había dejado otro aviso: “[La temporada pasada] ganamos Liga y Champions. En verano llega el mejor jugador del mundo. Todos piensan que va a ser un paseo. Uno más uno son dos. Pero uno más uno en fútbol no siempre son dos”.
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