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Crónica
Texto informativo con interpretación

La defensa de Europa: el odio tiene mejor prensa que la bondad

Cientos de personas que siguen pensando que Europa es el mejor cobijo posible, ese que merece defensa siempre pero más ahora, se manifiestan en Madrid

Manifestación en defensa de Europa celebrada en Madrid, este domingo.Foto: Andrea Comas
Ángeles Caballero

“¿Esto dónde lo dan?”. Minutos antes de las doce de la mañana, la madrileña Plaza de Callao era lo de siempre, un ir y venir de turistas, de participantes de una de tantas carreras populares que hay en la capital cada fin de semana, pero esta vez una señora no preguntó dónde está Primark. Su objetivo era hacerse con una bandera como la que llevaban otros, esa de color azul Klein y 12 estrellas amarillas.

El escenario montado para la ocasión tenía como trasera la misma bandera, la de la Unión Europa. Porque este domingo estaban convocadas todas aquellas personas que siguen pensando que Europa es el mejor cobijo posible, ese que merece defensa siempre pero más ahora, y especialmente desde lo que pasó el 20 de enero de este año en Washington con la investidura de Donald Trump.

También minutos antes de las doce de la mañana, más de la mitad de esa plaza fría estaba llena de gente. Que, resumiendo, podría decirse que eran la misma persona. “La edad media es muy alta, qué pena”, se lamenta Carmen, que está jubilada y acude con su marido porque tienen a sus hijos viviendo por Europa y dice que es muy consciente de lo importante que es estar en esta concentración.

La observación de Carmen estaba al alcance de cualquiera. La mayoría de los asistentes lucía canas, ya sean al descubierto o tapadas por el tinte. En los pies, zapatillas de deporte de esas que buscan la comodidad más que la moda, sombreros y gorras en la cabeza, arrugas en el rostro y en las manos. En las manos, carteles que reniegan de la guerra y del desarme, que reivindican la unión, la diversidad, la pluralidad, todas las Europas en una. Por Gaza y por Ucrania. En la solapa, defensa de la sanidad pública, recortes cero y el arcoíris.

Antes de empezar el acto subió al escenario Miguel Ríos para probar el sonido. “Ya ves, los que estamos aquí hemos hecho el camino con él, desde que era Mike Ríos”, bromea Carmen.

A continuación, pasaron por ese escenario periodistas, escritores y sindicalistas. Muchos vivas a Europa y un viva a España pronunciado por la eurodiputada de Sumar María Eugenia Rodríguez-Palop que chirrió a más de uno. “No sé yo ese viva a España”, comentó una de las asistentes. “Pues claro que sí, que no se lo apropien”, le respondió su amiga.

El encuentro estuvo lleno de buen rollo, de positivismo. De la palabra bondad, tan necesaria aunque, como apuntó la escritora Elvira Lindo, algunos se carcajeen cuando la escuchan. A ratos se recordó la guerra, tanto la que sirvió de germen para construir Europa como la que está ahí, desde hace años, en Ucrania, y la que está también ahí, en Gaza, desde hace décadas. La enorme pantalla del cine Callao anunciaba una obra de teatro cuyo título parecía premonitorio, o quizá demasiado presente: “Vendrán los alienígenas y tendrán tus ojos”.

Y quizá ese buen rollo fue lo que tiñó la mañana de aplausos sonoros, sí, pero no tan rotundos como los que se dan cuando lo que une es el odio. Se trata simplemente de estar contra alguien, tan eficaz en estos tiempos en los que una sociedad desarmada y apática solo acude a la llamada de la ira y la rabia, a carteles de mofa y befa, de rima facilona pero que se pega. Manolo Escobar en vez de Miguel Ríos.

Europa sigue siendo sofá con manta, chimenea rodeados de libros y una taza de chocolate caliente. Sigue siendo alegría y libertad como la novena sinfonía de Beethoven, que sonó, en la voz de Miguel Ríos, tan bien como siempre.

Al acabar, cada mochuelo a su olivo. “Bueno, pues yo me voy a ir yendo”, comentó un señor. “Y yo, joder, que tengo mal las lumbares”, le respondió su acompañante. Europa se defendió en una hora.

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Sobre la firma

Ángeles Caballero
Nació en Madrid porque en Getafe, de donde se considera, no había hospital en 1976. Estudió Periodismo por vocación y ahí sigue, a pesar de todo. Ha pasado por ABC, Actualidad Económica, Qué!, El Economista, Onda Cero, Vanity Fair y El Confidencial. Fundó Ctxt. Ahora colabora en la SER, La Sexta y en EL PAÍS hace entrevistas, crónicas y columnas.
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