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Cine
Tribuna
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José Val del Omar y el arte de tomar partido

¿Fue el director “abiertamente reaccionario”? En realidad, su trabajo se ha deformado hasta poder integrarse sin fisuras en la izquierda o en la derecha. Una nueva generación lo redescubre ahora bajo una luz más compleja

Rodaje de 'Fuego en Castilla' en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid (1957-58)

En su crítica al disco La distancia entre el barro y la electrónica de Niño de Elche, publicada en Babelia el 30 de enero de 2021, Carlos García Simón ofrece al lector un peculiar perfil del cineasta José Val del Omar. García Simón recalca que “conviene tener siempre presente” que Val del Omar fue “un cineasta abiertamente reaccionario, un nacionalcatólico veterotestamentario” cuyo objetivo fue el “apuntalamiento de, concretamente, la religión católica”. Este substrato religioso entronca, según el crítico, con las estrategias antirracionalistas del fascismo: los sistemas de grabación y proyección inventados por Val del Omar “no son otra cosa que técnicas de vocación totalitaria, es decir, que buscan borrar sus propios límites, que dificultan al espectador situarse en un marco exterior desde el que tratar de entender crítica, racionalmente”. La interpretación de García Simón no solo se sustenta en una lectura biográfica parcial, sino que subyace en su crítica la idea de un franquismo monolítico, resultante de extrapolar la división de los bandos de la Guerra Civil a los 40 años de dictadura.

La carrera artística de Val del Omar empieza a principios de los treinta con su incorporación como proyeccionista y documentalista a las Misiones Pedagógicas. Esta ambiciosa iniciativa republicana pretendía acercar a las regiones menos desarrolladas una cultura ligada a los medios de comunicación de masas, en plena efervescencia en las ciudades. El cineasta fotografió profusamente la reacción extática que la acción del cinematógrafo o del gramófono producía en los habitantes de estos pueblos. Esta experiencia fue clave en la concepción que Val del Omar tenía del cine como un arte emancipador, aunque posteriormente criticara el paternalismo y fines propagandísticos de las Misiones. En 1939, las tropas franquistas capturan a Val del Omar, quien había pasado la Guerra Civil protegiendo instrumental audiovisual de la República, a su entrada a la ciudad de Valencia.

Quedan aún por esclarecer las condiciones bajo las cuales negoció su incorporación como técnico audiovisual a las filas franquistas, teniendo en cuenta que muchos misioneros fueron sometidos a arduos procesos de depuración, forzados al exilio, o incluso condenados a muerte. Es en este clima de terror y represión que el cineasta colaborará con el window._taboola = window._taboola || []; _taboola.push({mode:'thumbs-feed-01',container:'taboola-below-article-thumbnails',placement:'Below Article Thumbnails',target_type:'mix'});

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