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El lince alcanza los 2.400 ejemplares en 2024, un 19% más que el año anterior

Los atropellos acabaron con la vida de 162 linces, el 75% de las 214 muertes detectadas, según el último censo

Lince Ibérico
Esther Sánchez

La población de lince ibérico (Lynx Pardinus) suma otro año de crecimiento: ha llegado a 2.401 ejemplares en 2024 ―1.557 adultos y subadultos y 844 cachorros―, con una subida del 19% con respecto al año anterior, indica el último censo. El número de hembras reproductoras ascendió a 470, 64 más que en 2023, una cifra que se va acercando a las 750, que se consideran imprescindibles para que la especie alcance un estado de conservación favorable.

En esta historia de éxito, las carreteras se han convertido en un punto negro al que no se le encuentra solución. El último informe que se publica hoy señala que las tasas de mortalidad no natural “aún son relevantes” y en 2024 se detectaron 214 muertes de lince, de las que 162 (el 75%) fueron por atropello en infraestructuras viarias.

La población de linces ibéricos creció un 19% en 2024 respecto al año anterior

Los linces se reparten entre España, con 2.407 individuos (el 85% de la población), y Portugal, con 354 (el 14%) y ya son 17 las áreas geográficas donde se reproduce. Hay cuatro comunidades autónomas con poblaciones estables: Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y Murcia. La que más individuos acoge y donde mayor éxito reproductor tiene el felino es Castilla-La Mancha con 942 ejemplares, seguida de Andalucía con 836, lo que supone el 87% del total. Las tres principales áreas se encuentran en Sierra Morena, en donde se han censado 1.082 individuos, en núcleos compartidos entre Andalucía y Castilla-La Mancha.

En Extremadura, otra de las cuatro comunidades donde existen poblaciones estables de la especie, se contabilizaron 254 ejemplares y en Murcia, que recibió a los primeros ejemplares el año pasado en Lorca, hay 15. Los datos son recopilados por el grupo de coordinación del lince ibérico y coordinados por el Ministerio para la Transición Ecológica.

La población de linces ibéricos creció un 19% en 2024 respecto al año anterior

Este año se ha sumado al programa de reintroducción Castilla y León, que recibió en febrero a dos ejemplares en el Cerrato palentino, los primeros de un total de seis previstos. Antes de la suelta se llevó a cabo una encuesta entre la población que se saldó con un 93% a favor de la reintroducción, mientras que Zamora quedó fuera del programa por la falta de apoyo social. También se han producido sueltas en Cuenca. “Tienen un carácter especial, porque no existen datos que confirmen la presencia de lince ibérico en estas zonas en el pasado”, explican en la ONG conservacionista WWF.

Detrás de esta decisión se encuentra el aumento de las temperaturas globales y el creciente estrés ambiental de los ecosistemas en el sur de la península Ibérica, de forma que estas áreas más septentrionales podrían ofrecer en el futuro hábitats que actuarían como refugios climáticos, añade WWF. Se logran así tres objetivos: una diversificación genética, la expansión del área de distribución y aumentar la resiliencia de la especie frente a los cambios ambientales.

El programa de cría en cautividad ha sido fundamental. Desde 2011, cuando comenzaron las primeras liberaciones, se han reintroducido 403 ejemplares. El camino continúa y en los próximos años se crearán nuevas áreas para conectar la especie, tanto en nuevas comunidades autónomas como en nuevos núcleos en Andalucía y Castilla-La Mancha. En ese periplo por la supervivencia, el lince dejó atrás en 2015 la etiqueta de en “peligro crítico de extinción” para pasar a “en peligro”, a secas. El otro gran hito se alcanzó el año pasado, cuando la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la máxima autoridad científica en protección de especies, volvió a rebajar el grado de amenaza al que se enfrenta la especie de “en peligro” a “vulnerable”. En el haber del lince se encuentra haber pasado de rozar la extinción con 94 individuos en 2002 a los 2.400 actuales.

A pesar de esta decisión de la UICN, España no ha trasladado esta decisión a su legislación y continúa manteniendo el grado de amenaza del lince y continúa en el Catálogo Español de Especies Amenazadas como en peligro de extinción. Se considera que el felino continúa enfrentándose a importantes amenazas y sigue constituyendo una prioridad dentro de la protección de la biodiversidad.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.
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