Carbón y brasas, el secreto de Alcaraz para igualar un triplete histórico en California
El español aspira a encadenar los tres cetros seguidos que lograron Federer y Djokovic en el torneo que le revitalizó hace un año, tras ocho meses de sequía


Se habla en Indian Wells de la pista, de la sustitución de una superficie por otra —de Plexipave a Laykold, teóricamente más rápida— y de qué demonios se encontrarán esta vez los tenistas. De todo ha habido. Serena Williams y su hermana Venus, por ejemplo, se toparon con la desagradable lacra del racismo a comienzos de siglo; tampoco es extraño que alguna que otra tormenta eléctrica suela dejarse ver por el desierto californiano durante el torneo y torpedee el programa de partidos; y, pese a su juventud y a su todavía corto recorrido profesional, Carlos Alcaraz ya ha vivido un par de episodios para el recuerdo. En la historia figura ese duelo con Rafael Nadal entre las indomables ráfagas de viento, hace tres años, y sobre todo lo sucedido el curso pasado, cuando una nube de abejas obligó a desalojar la pista y retrasó dos horas el pulso contra el alemán Alexander Zverev, picadura en la frente incluida.
“Surrealista”, decía entonces. “Y otra vez, me siento muy feliz de estar aquí”, desliza ahora, entusiasmado en un paraje que le permite oxigenarse con el golf y que hace un año le devolvió las buenas sensaciones que necesitaba. Entonces aterrizó en el Valle de Coachella con las dudas y la presión derivada de esos ocho meses sin haber alzado ningún trofeo, pero después de sortear al ejército de insectos y de batir a Jannik Sinner en las semifinales, voló ante el ruso Daniil Medvedev. Era la segunda vez. “Este torneo es uno de mis favoritos, sin duda. Y tengo la suerte de poder estar acompañado por mi gente”, valora el número tres del mundo, refiriéndose al hecho de que al igual que en Wimbledon, benditas excepciones, convive estos días con su equipo y sus familiares en la casa alquilada para la estancia, donde comparte evasión, pasatiempos y charlas alrededor de una barbacoa vertebradora.
Y es que ahí, al calor de esas brasas, estuvo la clave del resurgimiento y del segundo entorchado de Alcaraz en un torneo que señala al suizo Roger Federer (2004, 2005, 2006, 2012 y 2017) y al serbio Novak Djokovic (2008, 2011, 2014, 2015 y 2016) como grandes dominadores, con cinco triunfos por cabeza. Ellos son, además, los dos únicos autores de un triple sucesivo que se les resistió a ilustres como Boris Becker, Pete Sampras o Lleyton Hewitt, los tres a un único paso. “Ojalá pueda conseguirlo yo ahora”, afirma el de El Palmar, sorprendido por el cambio de superficie y a la vez decidido a la tercera conquista. “Ha sido la misma durante 25 años, pero han decidido eso y no entiendo por qué”, señala; “pero me considero que soy capaz de adaptarme a las nuevas condiciones, así que voy a ir a por ello. Sé que solo Roger y Novak lo han conseguido, pero estoy listo; intentaré no pensar en ello, sino en disfrutarlo. Aquí siempre disfruto mucho”.
Sus dos últimas participaciones se tradujeron en un doble recital que le disparó en 2023 y le recompuso el año pasado. Entonces, Alcaraz atravesaba por una situación complicada ante el apremio exterior (e interior) por vencer otra vez. Ocho meses sin metal, demasiados para un talento de su envergadura. “Mi confianza bajó un poco, veo demasiado los comentarios en las redes sociales”, razonaba. Llegó a California con el tobillo derecho afectado por un esguince severo que se produjo dos semanas antes en Río de Janeiro, pero se sobrepuso y terminó alcanzando el registro histórico de Jimmy Connors y Michael Chang, también tricampeones. Para ese levantarse resultaron trascendentales las parrilladas y el tiempo libre invertido junto a los suyos; el carbón y las llamas aliviaron tensiones, y liberaron al final a un tenista que precisa de revolotear como un pajarillo y de airear la mente para ofrecer su versión más brillante.

“Para mí es muy importante tener diferentes cosas que hacer más allá del tenis, porque me sirven para apagar un poco la mente y olvidarme de todo”, recalca el murciano, ganador en Róterdam en febrero —decimoséptimo trofeo a sus 21 años, uno más que Juan Carlos Ferrero en toda su trayectoria— y batido por el checo Jiri Lehecka en los cuartos de Doha. Antes, en Australia, se topó en esa misma escala con un tal Djokovic, quien apenas duró una ronda en el desierto del emirato y asoma otra vez como potencial adversario; ambos se medirían de nuevo en los cuartos. Alcaraz, situado a casi 4.000 puntos del gobernante Sinner, ausente por el castigo que pesa sobre él por dopaje, debutará la próxima noche (no antes de las 22.00, Movistar+) contra el francés Quentin Halys (6-3 y 6-4 a Pablo Carreño).
Será la primera vez que se encuentre con el galo, de 28 años y 59º de la ATP. Viene de firmar las semifinales de Dubái y de poder allí con el ruso Andrey Rublev, su primera y única victoria ante un top-10. Encara el español, por tanto, lo novedoso desde el ángulo competitivo y lo técnico: nuevo rival, nueva superficie. “Creo que juego muy bien incluso en las pistas más rápidas”, sostiene. Varía el formato, pero no la línea a seguir. “A veces pierdo el enfoque y pienso más en el resultado, en que tengo que ganar ese torneo o en que tengo que hacerlo bien, y ahí es cuando me olvido de lo más importante: mostrar mi alegría a los aficionados. Para mí lo más importante es disfrutar jugando, ese es el camino correcto. El que quiero seguir siempre”, resuelve Alcaraz, que ya no chocaría en una hipotética final con Zverev, fulminado a la primera por Tallon Griekspoor (4-6, 7-6(6), 7-6(4).
RUUD TAMBIÉN CAE
El regresivo rumbo de Zverev desde que alcanzase la final del Open de Australia le expone a la pérdida del segundo puesto en la clasificación mundial. No sucederá en Indian Wells, pero sí podría darse en Miami, en función de lo que pueda ir aconteciendo.
El alemán dispone de una renta de 1.425 puntos sobre Alcaraz, quien a su vez debería defender la corona del año pasado para no perder terreno. Tras el buen rendimiento en las antípodas, Zverev ha firmado un discreto paso por Buenos Aires (cuartos), Río (cuartos), Acapulco (octavos) e Indian Wells (primera ronda).
A la eliminación del número dos se sumó la de otro top-10, Casper Ruud. El noruego, quinto del mundo, cedió ante Marcos Giron por 7-6 (4), 3-6, y 6-2. Podría descender una posición si Djokovic progresa. El serbio debuta esta noche (hacia las 00.00) contra Botic vande Zandschulp.
En el cuadro femenino vencieron favoritas como Iga Swiatek (6-2 y 6-0 a Caroline Garcia), Mirra Andreeva (7-5 y 6-4 a Varvara Gracheva) o Qinwen Zheng (6-3 y 6-4 a Victoria Azarenka).
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