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Gloria Ortiz (Bankinter): “Me aburre que me mata la rutina; soy aventurera”

La consejera delegada del banco disfruta pintando y su mayor lujo es “una puesta de sol de una playa perdida de Canarias que mantendré en secreto”

Gloria Ortiz, consejera delegada de Bankinter.
Carmen Sánchez-Silva

La primera ejecutiva de Bankinter, Gloria Ortiz, trabaja desde hace 24 años en el banco y asegura que nunca ha planificado su carrera (”no le digo más que dejé de trabajar tres años que aproveché para tener familia”) y que “jamás se me hubiera pasado por la cabeza que llegaría a ser consejera delegada”. Lleva un año en el cargo que tilda de “intenso” porque ha tenido que abordar un plan estratégico y un relevo generacional. La ejecutiva sostiene que para liderar una organización “hay que trabajar duro, tener la suerte de estar en el momento y lugar adecuado y la valentía de aprovechar las oportunidades” y aspira a llevar a la entidad a los 1.000 millones de beneficios este año: “Siempre hay que tener aspiraciones”, dice, no sin añadir: “Si nos deja Trump”.

Pregunta. ¿Cómo se definiría?

Respuesta. Soy muy optimista y muy impaciente, me gusta que las cosas pasen rápido. La impaciencia es una de mis grandes virtudes, pero también uno de mis grandes defectos porque hace que ejecute más rápido y que, por otro lado, a lo mejor empuje mucho. Aunque si tengo que corregir, corrijo. No tengo ningún problema en itir que me he equivocado. En la vida aprendes equivocándote. Le llaman fracaso, pero realmente no es fracaso, es parte del aprendizaje. El fracaso es no reconocer que te has equivocado y no dar marcha atrás.

P. ¿Es más aventurera o más prudente?

R. Soy conservadora por naturaleza, porque mi perfil es financiero, pero a la vez me aburre que me mata el día a día, la rutina; entonces también soy aventurera. Me gusta la aventura aunque sin asumir riesgos excesivos.

P. ¿Cuáles son sus aficiones?

R. Me gusta mucho pintar, aunque tengo poco tiempo y me cuesta encontrar el momento y la inspiración. La pintura te permite abstraerte del presente, concentrarte, vaciar tu mente de los problemas del día a día y, además, crear algo. Dentro de la pintura, lo que más disfruto es jugar con texturas, colores, en definitiva, experimentar y ver cuál es el resultado final sin tener una idea preconcebida de lo que busco.

P. ¿Cuánto tiempo libre tiene?

R. En mi trabajo estás conectado 365 días a la semana 24 horas, pero procuro que el tiempo libre que tengo sea de calidad y dedicárselo a los míos, a mi familia y amigos. ito que el tiempo dedicado a mí misma es escaso, pero intento practicar la meditación y encontrar algún hueco para pintar.

P. ¿Qué le gusta hacer los fines de semana?

R. Generalmente, empiezo con una buena sesión de yoga para dejar la presión atrás. Me ayuda a relajarme y a comenzar con buen pie el fin de semana. Aprovecho para viajar en familia o con amigos y, si me quedo en Madrid, para organizar comidas o veladas. Si estoy muy cansada, confieso que también puedo dedicar tiempo a disfrutar con un buen “maratón” de series.

P. ¿Y qué serie nos recomendaría?

R. A mí me gustan mucho las de espías. Ahora estoy viendo una serie rara que se llama Slow Horses, que está bastante bien. Pero a veces no me da ni tiempo a ver un capítulo y tengo que rebobinar para acordarme de lo que he visto. Igual que me pasa con los libros, últimamente soy incapaz de leer.

P. ¿Antes leía mucho?

R. Hace años leía siempre cuando me iba a la cama y ahora sólo leo en verano. Porque lees y es mecánico porque estás agotada y no te enteras.

P. ¿Es buena cocinera?

R. No, soy de las que tiene Thermomix. No ser buena cocinera tiene mucho que ver con la impaciencia; no soy capaz de estar tres horas en la cocina. Tampoco soy malísima. Lo que me gusta es organizar veladas para estar con la gente, no para estar en la cocina. Tiro mucho de comida ya preparada o de las croquetas de mi madre.

P. ¿Practica deporte?

R. Sí, lo practico, pero con intensidad moderada. Me gusta pasear por el campo, la montaña o la playa. También montar en bici por el campo, practicar esquí en invierno y, por supuesto, yoga. Intento hacerlo dos o tres veces a la semana, aunque no siempre puedo. No soy una loca del deporte. Lo que pasa que mi marido lo es y entonces me empuja, por ejemplo, a esquiar o a hacer bici. Donde no ha conseguido arrastrarme es a hacer surf; el agua fría no me gusta.

P. ¿Qué es un lujo para usted?

R. Una puesta de sol en alguna playa perdida de Canarias que mantendré en secreto... Es increíble la conexión con la naturaleza y la tranquilidad y el sosiego que se siente.

P. ¿Tiene casa en esa playa canaria?, ¿suele ir?

R. Sí, tenemos casa. Y solemos ir los puentes.

P. ¿Sabe desconectar?

R. Sí, no tengo muchos problemas para desconectar. Soy más de ocuparme que de preocuparme y una ferviente creyente de la ley del 20/80, de manera que intento priorizar al máximo el 20% de las tareas que me van a aportar el 80% del resultado.

P. ¿Tiene estrés?

R. Creo que se trabaja mejor con un cierto punto de presión, si bien es cierto que cuando se sobrepasa un nivel, el estrés puede ser bloqueante. Por ahora tengo que confesar que mi nivel de estrés ha sido de los positivos, de los que te dan energía y fuerzas para encarar los retos. Saber delegar y tener claro lo prioritario ayudan mucho.

P. ¿Qué tal se le dan las redes sociales?

R. Ni soy experta ni soy muy asidua, pero tengo cierta actividad en LinkedIn.

P. ¿De qué temas le gusta hablar en la mesa?

R. Soy más de escuchar que de hablar, de manera que por lo general me intereso por los demás, especialmente si se trata de mis tres hijos. Hago más preguntas de lo que yo cuento. No soy tímida, pero soy reservada.

P. ¿Qué es lo que más le preocupa?

R. En este momento la geopolítica es algo que me inquieta. Estamos atendiendo a un cambio radical en los contrapesos de la política mundial que, potencialmente, puede cambiar en profundidad la forma en cómo vemos el mundo.

P. ¿Cuál es el sueño que le queda por cumplir?

R. Estoy muy satisfecha con mi vida personal y profesional. He hecho muchas más cosas y llegado más lejos de lo que nunca hubiera podido imaginar, así que prefiero vivir el presente y disfrutar de cada momento.

P. ¿Cuál es el trabajo más fácil y más difícil de una consejera delegada?

R. El más difícil es delegar. Cuando eres consejera delegada es el súmmum de la delegación. No haces nada tú mismo o pocas cosas. Y eso es significa que tienes que confiar y asumir los errores de los demás como propios. Es una de las cosas más complicadas cuando diriges, igual que la gestión de personas, que tiene mucho que ver. Lo más fácil es casi lo mismo: todo lo relacionado con las personas.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.
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