¿'Candycrusheado’? Haz como Úrsula Corberó y descubre cómo desengancharte de los juegos de móvil
Configurar un temporizador, interrumpir con otra actividad y usar ‘apps’ de desconexión ayuda a tomar el control


La actriz Úrsula Corberó habló hace unos días en el pódcast La Pija y la Quinqui sobre su adicción al Candy Crush. Confesó que llevaba años jugando y que había alcanzado el nivel 27.000. Pero un día decidió borrar la aplicación y, con ello, todo lo que había avanzado en el Candy Crush. Según contó, arrastraba esta adicción desde la pandemia: “Había mucho tiempo libre. La gente hacía yoga y yo jugaba al Candy Crush”. Pero, ¿por qué este juego resulta tan adictivo y qué se puede hacer para romper con esa dependencia?
Candy Crush, lanzado por King Digital Entertainment en 2012, es un juego de puzle en el que el objetivo es combinar tres o más caramelos del mismo color para eliminarlos y superar distintos desafíos en cada nivel. Con miles de niveles, efectos llamativos y recompensas constantes, el juego limita los movimientos y las vidas, que se pierden al fallar. Candy Crush ha acaparado titulares en varias ocasiones: cuando la exdiputada popular Celia Villalobos fue fotografiada jugando en el Congreso en 2015, por alcanzar fuera de Facebook más de 5.000 millones de descargas en 2023 y por su éxito en España entre los mayores de 45 años.
Juegos como Candy Crush pueden volverse muy adictivos, según varias investigaciones. Un estudio publicado en la revista Telematics and Informatics destaca que la popularidad y el uso generalizado de Candy Crush Saga ha provocado “numerosos problemas”. “Algunos jugadores reportaron haber dejado a sus hijos esperando en la escuela, abandonado las tareas del hogar e incluso haberse lesionado al intentar alcanzar nuevos niveles”, señalan los autores. Mientras algunos s aseguran que este juego “destruyó” su vida, las redes sociales están repletas de publicaciones de personas que reconocen una dependencia. “Me advirtieron de las drogas, pero jamás del Candy Crush Soda”, ironiza un en X (antes Twitter).
Varios estudios concluyen que el juego puede volverse adictivo debido a su diseño: ofrece recompensas inmediatas, es fácil de usar y puede jugarse en cualquier momento y lugar. Las personas que se sienten solas, se aburren en su tiempo libre o tienen poco autocontrol son más propensas a desarrollar esta adicción. De hecho, otra investigación publicada en Frontiers in Public Health relaciona la adicción a los juegos móviles con problemas como la ansiedad social, la depresión y la sensación de aislamiento.
Ciertos mecanismos del juego también contribuyen a su carácter adictivo. Un estudio publicado en la revista Journal of Gambling Studies analiza el impacto de los llamados “casi-logros” en Candy Crush, es decir, cuando el jugador pierde por muy poco. Según los investigadores, estas situaciones provocan más frustración y excitación que una derrota normal, pero al mismo tiempo aumentan significativamente el deseo de seguir jugando.
Trucos frente a la adicción
Juegos como Candy Crush pueden hacer feliz a la gente y calmarla, según contó en una entrevista a EL PAÍS Gloria Mark, profesora de la Universidad de California con más de 20 años dedicada a la investigación de la atención humana. Si bien para la experta está bien usar este tipo de juegos, advierte que es importante ser “estratégicos”. “Si eres una persona que puede terminar jugando durante horas, debes organizarte para que solo estés jugando durante 5 o 10 minutos”, afirma. Para lograrlo, recomienda “configurar un temporizador, usar un gancho que te saque [juega por ejemplo diez minutos antes de una reunión, que te obliga a dejarlo] y organizar tu entorno de tal manera que no se quede atrapado en ese pozo”.
Además de Candy Crush, otros juegos móviles considerados adictivos por algunos s son Clash of Clans, Pokémon GO, PUBG Mobile o Call of Duty: Mobile. Jorge Barraca, psicólogo clínico y expresidente de la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS), explica que este tipo de adicciones ya se había observado anteriormente con juegos similares, como el Tetris. Barraca ofrece un truco para no dedicar demasiado tiempo al Candy Crush: “Hay que tomárselo como un complemento, no como una prioridad. Es decir, no podemos fijarnos un objetivo y ponernos a estudiar o a trabajar cuando lo hayamos conseguido, sino al contrario: usarlo como entretenimiento, como premio después de haber terminado”.
Un metaanálisis publicado en la International Journal of Environmental Research and Public Health concluyó que hacer ejercicio físico —como tai chi, correr, bádminton o baile— tiene un efecto positivo significativo para reducir la adicción a los smartphones. Además, una revisión publicada en Frontiers in Psychology sobre la adicción al móvil en adolescentes les recomienda realizar sesiones de 30 a 60 minutos de ejercicio físico, al menos tres veces por semana durante un mínimo de ocho semanas, para lograr beneficios duraderos. Cuando estas estrategias no bastan para controlar la adicción al móvil o a juegos como Candy Crush, los especialistas en salud mental pueden ofrecer ayuda profesional.
Apps para controlar el uso del móvil
Corberó también mencionó que ha intentado hacer un “detox digital”, sustituyendo la alarma del móvil por un despertador tradicional, con la intención de mantener el teléfono fuera del dormitorio. Existen algunas aplicaciones que pueden ayudar a frenar la adicción al móvil y a juegos como Candy Crush. One Sec, disponible en la Play Store y en la App Store, interrumpe el impulso de abrir apps adictivas al pedir al que respire y reflexione, además de indicar cuántas veces ha intentado abrir la aplicación en las últimas 24 horas. Un estudio con 500 participantes publicado en la revista PNAS señala que el 36% de las veces que estos s intentaron abrir una app, la cerraron inmediatamente después de que apareciera la ventana emergente.
La app Digital Detox, disponible para móviles con Android, propone desafíos que bloquean el teléfono por períodos determinados, desde cinco minutos hasta 20 días. Durante ese tiempo, el puede salir hasta tres veces en caso de emergencia o si desea abandonar el reto antes de tiempo, deberá pagar 1,99 euros. Otra app es Forest, disponible gratis en Android y por 3,99 € en iOS. Funciona mediante un sistema de recompensa: el planta un árbol digital que crece si no toca el teléfono durante un tiempo determinado (entre 10 y 120 minutos). Si abandona el reto, el árbol se marchita. La app crea un bosque virtual con métricas del tiempo de concentración y permite etiquetar actividades.
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